La
Puerta Santa de la catedral de Santiago tiene una importancia crucial en todo
el mundo de la peregrinación. No sólo es una puerta que hace franco el acceso a
la catedral, como las demás, sino que responde a una intencionalidad decidida
de representar la idea del perdón, la justificación de las fatigas de la ruta,
que desemboca en un poro catedralicio que reconforta a los peregrinos por sus
esencias religiosas.
Está situada entre las capillas románicas
del Salvador y la de San Pedro, en el brazo sur de la girola de la cabecera de
catedral. No es una de las siete puertas menores románicas del edificio que
cita el Códice Calixtino. Fue abierta a principios del s XVI por emulación de
la de Roma. Es por consiguiente una mutilación que se hace en el paño
semicircular de la cabecera para construir la actual puerta. Hay constancia
(24-XII-1499) de que el Papa Alejandro VI mandó construir en Roma una
puerta de ricos mármoles con fin y destino simbólico de perdón de los pecados e inauguración de los Años Santos, y que la de la catedral de Santiago fue émula de la romana.
En realidad, son dos puertas: la q hace de
porche, y la verdadera Puerta Santa. En el dibujo de Vega y Verdugo del año
1657 ya figura, pero no con la ordenación actual. Ocupaba, entonces y ahora, la
parte central del frontal del paño recto del muro barroco entre el espacio
desde las escaleras y la esquina del mismo. La diferencia actual con la de Vega
y Verdugo estriba en añadir dos hileras más de ancianos, colocar sobre ellos
los plafones del antiguo coro, situar encima las imágenes de Santiago y de sus
discípulos Atanasio y Teodoro. Las figuras pertenecen a ancianos del Antiguo y
Nuevo Testamento que formaban parte del coro que el Maestro Mateo construyera
para la nave de la catedral. La parte superior son estatuas de los santos
citados que esculpe Pedro de Campo en el año 1694, en la remodelación
definitiva. La arquitectura y las sartas de frutas son obra Antonio Domingo de
Andrade, constructor de la contigua torre barroca, denominada Del Reloj, por la
instalación muy prominente del mismo.
Una vez rebasada esta puerta inicial,
entramos a un patio entre las capillas del Salvador y San Pedro, enfrentando
ahora la verdadera Puerta Santa. No tiene significación, ni marca especial
escultórica. Es una simple puerta en arco de medio punto, cuyo valor es el
perdón de los pecados, no transcendencia escultórica. Es paño rasgado en una
estructura vertical que constaba de un paño liso, un gran ventanal sobre ella,
y un pequeño óculo de iluminación. En el interior existe la misma
escenificación arquitectónica de la rotura del paño inferior del muro, con
enorme ventanal de iluminación, un pequeño óculo en la parte superior. Está
flanqueada por dos nuevos ancianos del antiguo coro de Mateo, repintados al oro
brillante. Sobre el dintel luce una de las doce cruces de consagración del año
1211, superpuesta a una orla que dice: “Haec
est domus Dei et porta coeli” (Esta es la casa de Dios). Es también lo que
dice la cartela del anciano de la izquierda: “Haec est porta Domini” (Esta es la puerta del Señor). Con estas
dos indicaciones no es necesario recalcar el carácter sagrado de la puerta, que
sólo se abre en los Años Santos, cuando el día del apóstol Santiago, 25 de julio,
cae en domingo. En el último Año Santo
se le ha añadido en el interior una puerta de bronce con las escenas más
significativas de la vida de Santiago: Vocatio, Predicatio, Pasio, Traslatio, Inventio.
El ventanal es una hermosísima vidriera con una magnífico Santiago sedente en
actitud de bendición.
La Puerta Santa es la referencia inicial y final del Año Santo. Con su apertura, el primer
día del Año Jubilar, y con su cierre, el último día del mismo,
concluye la impartición de las gracias especiales que durante ese año tuvieron
lugar en la basílica de Santiago.
Es la puerta principal de la Catedral en los
Años Santos. La que iluminaba la fe de los peregrinos, convencidos que
rebasando su umbral acometían un mundo nuevo, porque comprendía que era esa
puerta la que los iba a introducirlos en un microcosmos especial, sacralizado,
que es la iglesia, lugar donde
reside la divinidad, que ellos venían a reverenciar. Era el fin de sus penas.
El goce de rebasarla les hacía comprender que debían abordar una nueva vida,
después de la purificación que significaba atravesarla, y de pedir que sus
pecados fueran perdonados.
Francisco Javier Ocaña Eiroa
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Muro barroco de la cabecera, y Puerta Santa |
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Estado de la fachada este de la catedral en 1657, según dibujo de Vega y Verdugo |
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Exterior del porche de la Puerta Santa |
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Imágenes barrocas de Santiago, y los discípulos Atanasio y Teodoro
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Puerta Santa en el muro de la girola de la catedral |
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Muro interior de la Puerta Santa |
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Puerta Santa |
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Anciano de la Puerta Santa interior |
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Anciano de la Puerta Santa interior |
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Vidriera con Santiago sedente sobre la Puerta Santa interior |
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