6/12/15

La fachada de Platerías de la catedral de Santiago



La fachada de Platerías y su puerta son, quizás, uno de los elementos más importantes y más representativos de la escultura y arquitectura de la catedral, y del románico español. Es uno de los frentes del crucero, el sur, que actualmente da a la plaza del mismo nombre. La catedral tenía, nominalmente, tres fachadas: la de Azabachería (norte), la de Platerías (sur), y la del Obradoiro (oeste). Pero de hecho sólo se construyeron dos: la de Azabachería y la de Platerías.


La antigua fachada de Platerías, la románica, tenía tres calles de dos pisos separados por contrafuertes. Un cuerpo central con puerta de dos entradas: cuatro hojas, dos para cada puerta. Poseía abundante escultura, tanto en las partes bajas de las columnas, capiteles y tímpanos, como en el amplio friso que dominaba toda la parte superior. Sobre el friso corría un alero de canecillos. Por encima de ellos ventanas de tipo completo con arcos pentalobulados. En la parte superior se sitúa el alero propiamente del tejado. Las calles laterales poseían ventanas de tipo completo, las superiores descentradas del eje del paño. En los extremos de la fachada había torretas esquinales, de sección circular y cónica en la parte superior, con formación de un gran contrafuerte de esquina o estribo en la parte inferior, de gran sección exterior. 


Todo el conjunto sufrió una enorme serie de variaciones, primero con la colocación de un almenado, que produjo la desaparición del alero de la fachada y la elevación del paño, con la creación de un paseo de ronda tras los merlones. Después debió realizarse la decoración de las ventanas del cuerpo central, que consistió en superponer a la decoración original otra de la época, de cronología y traza decorativa del Maestro Mateo, cronología estaría más en el orden de finales del siglo XII y XIII. Más tarde se comenzó, en época del arzobispo Rodrigo del Padrón, muerto en 1346, el cubo gótico acabado por su sucesor Berenguel de Landoria. El cuerpo superior, fue finalizado por el arquitecto Antonio Domingo de Andrade, que lo construyó entre 1676 y 1680.


Con respecto a la escultura podemos ratificar lo que otros autores han certificado como un exponente de la acumulación de esculturas, que, con propia identidad, proceden de muchos otros puntos y talleres de la Catedral. En opinión de Focillón “… las figuras del friso parecen estar suspendidas en la pared como en un museo lapidario de provincias …”, o en la de Porter “… ningún orden se puede ver en la composición del conjunto...”  


La cuestión radica en que la fachada de Azabachería fue totalmente transformada en el siglo XVIII. En una reunión del Cabildo del 17 de diciembre de 1757 se decide encargar a Ferro Caaveiro la consecución del cambio de la fachada norte. La fachada de Azabachería debía tener el mismo concepto de diseño que la de Platerías. La desaparición de toda la fachada fue un hecho consumado que hizo desaparecer cualquier vestigio de origen románico. La arquitectura desapareció totalmente. La escultura siguió, la mayor parte de ella el mismo camino, aunque muchas de sus figuraciones fueron trasladadas a Platerías y reubicadas como buenamente creyeron los que lo hicieron. 


Nos queda la descripción que de ambas fachadas hace el Códice Calixtino, donde el compilador del texto recoge las pretendidas realidades de la catedral en el momento de la elaboración del texto, en la primera mitad del siglo XII. De la exactitud de sus descripciones se ha dudado mucho en los últimos años, y se ha considerado que mezcla la realidad de lo visto, con la fantasía de lo aportado personalmente. De la mezcla que supone hoy la fachada de Platerías no se puede dudar, pero tampoco del valor de las piezas que allí está, ya sea procedentes del traslado referido, así como las originales del lugar.


Allí están las efigies de la Maiestas Domini, de unas posibles figuras del Tetramorfos, de la reconvención del pecado de Adán y Eva en placas diferentes, de la expulsión del Paraíso, Así como de una Anunciación, procedente de Azabachería, según refleja el códice citado. En el museo se pueden observar posibles figuras de un mensario, y otras de un centauro asaetando a una sirena en el friso. De los feroces leones del texto aparecen sólo uno, aparte de los que acompañan al crismón en la parte baja central. Allí aparecen apóstoles en dos formaciones diferentes de tamaño y estilo, así como profetas, que, desaparecidos de la puerta norte, tienen representación en esta sur.


Los tímpanos gozan de una especial atención del relator, donde trata de abarcar todo el sentimiento teológico posible. Es uno de los apartados que hoy ofrece más dificultades para su interpretación, tanto teológica como figurativa, y presencial. En el relato olvida algunas figuras que acompañan a las escenas principales, omisión que ha de repetir también en el otro tímpano. Destaca sobre todo, una figura emblemática antes, y a través de todos los siglos: la mujer adúltera, que es condenada a besar dos veces al día la calavera de su amante.


El friso lo preside en parte central una figura de Cristo (de época posterior) acompañado de la imagen de Santiago a su derecha, y de otras figuras menores. Del mismo modo hay una representación de la Transfiguración del Monte Tabor, con la presencia de Abraham, que no estuvo presente, y de Moisés en su parte baja, pero que certifica la placa bajo inscripción presente.


Una de las figuras más importantes de la fachada, reconocida internacionalmente como una gran obra de arte, es la figura del rey David. Está colocada en el muro occidental de la entrada. El Códice Calixtino la omite clamorosamente en su enumeración de esculturas, tanto de Azabachería como de Platerías. Está esculpido a modo de salmista regio, con fídula, coronado, entronizado en silla curul, vencedor del mal por sumisión de sus enemigos a sus pies, y por la piel de león que subyace bajo él. Es un soberbio ejemplar, lleno de personalidad y mundo románico en la concepción de sus vestiduras, rostro, trono, aportando una opción mayestática, como correspondía su importancia en el mundo antiguo. Su figura nos sirve para abandonar, sorprendidos, la belleza de la portada, a pesar de los cambios sufridos.

Francisco Javier Ocaña Eiroa 




Visiones de la catedral de Santiago. Maqueta realizada por J. K. Conant


Flanco sur, con la fachada de Platerías al final del crucero.Maqueta J. K. Conant


Modificaciones en la fachada de Platerías


Plaza de Platerías en la actualidad




Fachada de Platerías











Columnas centrales de la fachada



Capiteles de las columnas centrales


Detalle de las columnas


Crismón y leones sobre las columnas


Paño derecho de la entrada




Capìtel de la expulsión del Paraíso, lado izquierdo


Tímpano derecho




Tímpano izquierdo



La mujer adúltera



Apóstoles


Apóstoles


Ángel trompetero


Expulsión del Paraíso


Reconvención de Eva

Reconvención de Adán





Centauro y sirena


Abraham





Santiago






Maiestas Domini


Maiestas Domini



Flanco izquierdo de entrada


Rey David







Fuente de la plaza


Procesión en Platerías. Dibujo Arturo Franco Taboada





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