La designación del título
quiere ajustarse a una realidad muy compleja, cual es, la de determinar los
campos estructurales de los instrumentos musicales que se pueden observar en las
figuras de los 24 ancianos del Apocalipsis del Pórtico de la Gloria, y a partir de ahí, reconocer esas características
en instrumentos similares, o parecidos, en otras geografías, con independencia
de sus cronologías, que no aportamos por no ser una capítulo dedicado a las
mismas, sino a las formas que esos instrumentos fueron aportando a la historia
de la organología medieval, en cualquiera de sus formulaciones físicas,
utilizando como base de nuestro hacer lo patente en el Pórtico de la Gloria,
como fluencia de otros lugares, o influencia para otras elaboraciones.
Hace ya mucho tiempo que
nadie pone en duda que los instrumentos musicales del Pórtico de la Gloria son
reales, y no una figuración de quien los esculpieron. La rotunda opinión del P.
Calo, una de las figuras más brillantes de la música medieval, así lo ratifica:
“El Maestro Mateo se
limitó a copiar - con una perfección asombrosa, sí, pero a copiar - instrumentos
reales que él tuvo delante”. Por
otra parte el Códice Calixtino (ca. 1140-60) habla de los muchos instrumentos
que se podían ver en manos de quienes, de todas las tierras, acudían a rendir
culto al apóstol Santiago: "Unos
tocan cítaras, otros liras, otros tímpanos, otros flautas, caramillos,
trompetas, arpas, violas, ruedas británicas o galas, otros cantando con
cítaras, otros cantando acompañados de diversos instrumentos, pasan la noche
en vela...". Es
de sentido común que, tan gran muestra de organología estaba presente en el
ámbito compostelano de la catedral, y que un artista de la época, como el
maestro Mateo, que dio luz a esos instrumentos en la etapa de construcción de esa
feliz portada (1168-1188), tuviera a su disposición la observación de todos ellos,
con sus diferentes partes y
características, y no necesitara fantasear para ponerlos en manos de las 24
ancianos del Apocalipsis del Pórtico de la Gloria.
Que las cosas son así de
ciertas lo justifican las fotografías del capítulo, que muestran las
características principales de cada instrumento. En el caso de las violas
ovales son elementos comunes: la forma oval del instrumento, un mástil corto, variada
existencia de cuerdas, clavijero con claridad de huecos para pasar las cuerdas
y atarlas por detrás (también por delante), huecos sonoros diferenciados,
cordal evidente con diferencias en los dibujos, pieza finalizadora que sujeta
el cordal y une las partes laterales de la viola. Datos que se dan en todos los
instrumentos con diferencias mínimas, pero que establecen una clara familia,
que en unos casos son influencia del Pórtico de la Gloria, y en otros fluencia
del mundo juglaresco, donde se utilizaban este tipo de instrumentos.
En cuanto a las violas en
8, participan en casi todo de las características de las ovales, excepto la
figuración en forma de 8 de la caja armónica, manifestada por la tapa y las bandas
laterales. Existe una distribución y cantidad diferente de los huecos sonoros,
siendo más numerosos en las en 8, algunos de muy poca abertura. El resto de las
formas se mantiene en la familia de las violas ovales, con un mástil reducido,
variedad de cuerdas, que en el Pórtico ya no se atan por la parte baja del instrumento,
y hace se hace ver al no haber huecos de intrusión de las cuerdas. Siguen
claros el puente, el cordal con los agujeros de sujeción de las cuerdas, la
pieza final que sujeta el cordal al instrumento, los clavijeros diferenciados.
En cuanto a este tipo de
violas en el Pórtico de la Gloria, hay que hacer referencia una interesante en
cuanto a la perfección y minuciosidad con que el artista reprodujo los detalles
que había visto en los instrumentos reales. Se trata de un pequeño resalte que
existe al final del clavijero en una de las tres violes existentes en el
Pórtico de la Gloria. Siempre se había obviado, o creído, que era una excrecencia
de la piedra, o acumulación de suciedad, que la había hecho sobresalir. Cuando
hemos tenido la oportunidad de subirnos a los andamios de restauración, henos
podido comprobar que se extiende a todo lo largo del mástil, en la misma
dimensión de profundidad y altura, llegando a la conclusión de que se trata de una
cejía, que hacía variar el sonido de las cuerdas, actuando como un segundo
puente. Es el caso del anciano que mostramos en la fotografía de este apartado.
Lo que demuestra lo exacto de la reproducción, que quiso adaptarse a lo visto
por el artista en un modelo concreto. No será este el único ejemplo de
perfección y realidad existente, veremos también cómo los ancianos de los
salterios verticales y de las arpas sostienen llaves de afinar, los de los salterios
verticales con plectros de ejecución de las cuerdas, y un anciano que porta un
arpa, una clara llave de afinación.
Los laúdes son piezas menores,
con formas ovoides, y apenas con decoración. De tal modo que se alejan mucho de
la familia de las violas en cuanto a representación de características, que ni
siquiera tienen huecos sonoros, estando recubierta la tapa por una fina piel
con algún dibujo, de forma que su sonido sería más opaco al no poder penetrar
el sonido claramente en la caja armónica y no permitir su resonancia al
exterior del mismo modo que lo hacen las violas. De cualquier modo hay que
resaltar, en el Pórtico de la Gloria, la ligera inclinación tendida de su
clavijero, al modo en que lo hacen los laúdes musulmanes, familia a la que pertenecen
y que con diferentes formas ya se podían ver en las ancianos de Los Beatos,
donde los instrumentos son verdaderamente musulmanes, con una caja armónica o
en forma de pera u ovoide, con un larguísimo mástil, y a su final una clavijero
separado y tendido.
El arpa es el rey de los
instrumentos de la cuerda percutida, por dimensión y resolución de sonido
vibrante. Su antigüedad está constatada en la iconografía de las civilizaciones
más antiguas conocidas: en las islas Cícladas, en el centro del mar Egeo, cuya
cultura floreció entre los años 3000 y 2000 A. C. Del mismo modo aparece en la cultura
sumeria, hacia el año 2500 a. C., en el estandarte de Ur. La cultura egipcia
también adoptó su representación en las pinturas murales. Su extensión al mundo
occidental fue fácil, a través de Grecia y Roma.
Su representación en el
mundo medieval se hace notar, quizás con menos frecuencia que los instrumentos
de menor tamaño y más fácil manejo y aprendizaje. En el Pórtico de la Gloria
hay dos magníficos ejemplares de una gran belleza u exquisita representación.
Su construcción es bastante más compleja que la de las otras familias de cuerda.
Consta de un clavijero curvo de gran extensión, donde se instala el anudamiento
de las clavijas, y cuya finalización suele ser una cabeza de animal. El mástil
es igualmente curvo y largo para dar amplitud suficiente a las cuerdas que se
alojan en el espacio interior. La caja armónica es una pieza alargada hueca que
se ajusta a los terminales del mástil y el clavijero. En la parte baja estarán
los huecos sonoros que permiten la propagación del sonido. Por su parte superior
han de entrar las cuerdas, que se sujetan por medio de una especie de una pieza
metálica, con una arandela alrededor, para que no dañar la madera,
Al menos esta es la representación
de su construcción que se puede apreciar perfectamente en las dos piezas del
Pórtico de la Gloria, que se van a repetir en la organología de la época, con
diferente fortuna y significación ,así como de volumen. Pero hay en una de ellas
un portento de representación de la realidad del instrumento que se aprecia con
toda nitidez, si uno tiene la suerte de verlo a la altura de los ojos. Se trata
de la pieza afinar que está sosteniendo y ejecutando el anciano 19. Allí se
puede ver como introduce la pieza de afinar en una de las clavijas, y empuja de
forma ergonómica el elemento para fijar el tono y sonido conveniente. No hay
duda, ni de la pieza, ni de su intención dinámica que aplica el anciano. En un
viaje particular hallé en unos músicos callejeros, que hacían sonar un gran
salterio de mesa, la misma acción a la hora de afinar. Todo representa la certeza
de que el artista del Pórtico de la Gloria conocía a la perfección el
instrumento que estaba representando, y que incluso podía tener delante para su
repetición como copia pétrea.
La familia de los
salterios tiene dos representaciones diferenciadas según el modo de ejecución:
vertical u horizontal. Ambas están representadas detalladamente en el Pórtico
de la Gloria. El de ejecución vertical se sostiene de ese modo para ser percutidas
sus cuerdas en ambos lados del instrumento., que las sujeta en la pies del
clavijero superior. La caja armónica se realiza por dos estructuras triangulares
de madera, con un espacio interno vació que hace de caja armónica o de resonancia.
En la parte inferior se sujetan al mástil del mismo modo que se hacía en las
arpas. Con respecto al horizontal, se ejecuta con reposo en las rodillas, lo
que le permite una menor dimensión, y del mismo modo que el anterior las
clavijas sujetan las cuerdas en el clavijero, e igualmente con una caja
armónica de dos paneles con agujeros sonoros. En el Pórtico de la Gloria las cuerdas
de los dos existentes están percutidas por medio de plectros que se manejan
entre los dedos de la mano, al modo que ya se hacía en algunos laúdes
musulmanes representados en Los Beatos. En las imágenes que presentamos los
salterios varían de forma, e incluso de modo de ejecución, pero no hay duda de
su pertenencia, por fluencia o influencia a los vistos en Compostela.
El organistrum es el rey
de los instrumentos musicales del Pórtico de la Gloria, como el botafumeiro lo
es de los incensarios. Ocupa la parte central del arco, y es manejado por dos
instrumentistas, debido a su gran volumen horizontal, donde cada uno se ocupa
de una parte concreta del instrumento: la parte mecánica de la rueda, y la
articulación de las barras que alteran los sonidos. Su estructura está dividida
en dos secciones, la que tiene forma en 8, y un largo mástil donde se alojan
los dispositivos que alteran los sonidos de las cuerdas por medio de tiradores
exteriores. La primera parte aloja la rueda, donde frotan las cuerdas, el
mástil, el clavijero, y la pieza finalizadora
de unión con la caja armónica. En la parte final existe un manubrio, que es el
que da impulso a la rueda produciendo un opaco sonido de las cuerdas que sobre
ella están, siendo modificado posteriormente por la articulación de las llaves
del clavijero. La tapa está muy decorada con bellos huecos sonoros en las dos
parte del 8. Las cuerdas se alargan hasta penetrar por dos agujeros para ser atadas
en el largo mástil, que tiene una tapa decorada con un motivo de entrelazo. Este
instrumento es el más grande de todos los de su familia, y el que ofrece mejor estado
de conservación para su estudio organológico. Los demás exhibirán diferencias o
copias directas, pero nunca ofrecerán el mismo tipo de maestría constructiva
Francisco
Javier Ocaña Eiroa
Nota: Quien quiera conocer más de los
instrumentos del Pórtico de la Gloria, lo podrá hacer en este mismo apartado de
capítulos románicos con el título: INSTRUMENTOS ROMÁNICOS DEL
PÓRTICO DE LA GLORIA,
o en la pestaña Maestro Mateo (1168-1188) en los capítulos MATEO
9 y MATEO 10.
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