La historia del frontal
de esmaltes está íntimamente ligada a la historia del monasterio, y de su
renovador: Santo Domingo. Monje de San Millán de la Cogolla (La Rioja) expulsado por el
rey de Navarra. acogido por Fernando I, rey de Castilla y León, le encarga hacer
renacer el monasterio de San Sebastián de Silos, que así se llamaba entonces. Llega
en 1041 y muere en 1073. Es enterrado en el claustro, frente a la puerta de la
iglesia intra claustrum fratrum, ante portas ecclesia, según cuenta su biógrafo Grimaldo. Más
adelante, en 1076 es trasladado al interior, delante de uno de los altares traslatum
est corpus sanctissimi viri a sepulcro. En el siglo XII el frontal de su tumba es recubierto por una tabla
con esmaltes, que permaneció en el monasterio hasta la Desamortización de
Mendizábal (1836-1837) que fue trasladado al museo de Burgos.
La
mejor y más autorizada descripción de la pieza ha sido realizada por la
historiadora del arte, Ángela Franco Mata, que la relata como sigue:
"El frontal del museo de Burgos
ha sido acreedor de una amplísima bibliografía, lógico por cuanto se ha
convertido por derecho propio en un chef d'oeuvre de la esmaltería románica.
Compuesto de un considerable
número de piezas de cobre, unidas a un alma de madera, el cobre ha sido sometido
a diversas técnicas, cincelado, repujado, grabado, horadado para colocar
piedras y pastas de vidrio, dorado, vernis brun sobre las hojas de
revestimientos en los extremos, y esmaltado con técnica champlevé. Cuenta
además con una novedad técnica: el fundido a la cera perdida de las cabezas en
bulto redondo, de notables dimensiones, cinceladas e incrustadas en los ojos
perlas de vidrio vaciadas en las perforaciones. Evocan las cabezas de los
monjes silenses, con una cierta tensión espiritual. La paleta, de colores
fríos, es de vibrante intensidad y variada en los cobaltos: azul noche, azul
oscuro, azul ultramar, azur, azul-blanco; verdes: esmeralda, verde prado, verde
azul, rojo, negro, turquesa, blanco, y la característica ausencia del amarillo.
El tema iconográfico representado es Cristo en
majestad rodeado del Tetramorfos y los apóstoles, seis a cada lado, en pie,
simbolizando su misión cumplida como difusores del Evangelio, bajo
construcciones que evocan la Jerusalén celeste, el paraíso entendido como
jardín poblado de flora y animales, diseminados por las columnas, tanto en
basas como en fustes y capiteles. Animales fabulosos afrontados se disponen en
plaquitas de la cenefa exterior alternados con cabujones a tresbolillo y
perdidos casi en su totalidad, que establecen los términos fabulosos de este
universo sobrenatural e intemporal. El Todopoderoso está entronizado sobre el
arco iris, los pies sobre un escabel; bendice y sostiene el libro cerrado.
Los apóstoles todos barbados con San Pedro y
San Pablo a derecha e izquierda de Cristo; los dos imberbes son identificables
con Juan y Mateo. En cuanto al que camina con los pies cruzados, tal vez podría
identificarse con el apóstol peregrino Santiago el Mayor. Destaca como
característica importante el sentido de la individualidad reflejado tanto en
los atuendos como en los rostros, así como en los nimbos.
Una serie de elementos, que
conviene detallar, ponen de manifiesto su origen hispánico. La doble banda
horizontal vermiculada, destacada sobre el fondo liso, que sirve de base a las
figuras de los apóstoles resaltados en relieve, y la triple banda de la placa
de Cristo en majestad derivan indudablemente de las convenciones que conforman
los fondos de las ilustraciones de los Beatos. Conviene reseñar que es una
modalidad técnica única en el marco europeo, pues tanto en la esmaltería de
Limoges como en el resto de Europa los fondos vermiculados llenan toda la
superficie de los fondos, y es convención presente en el frontal de San Miguel
de Excelsis.
La gota de esmalte negro en
los ojos cuenta con un augusto precedente en azabache nada menos que en el
Crucifijo de D. Fernando y doña Sancha, del que deriva sin duda. Es convención
que se repite en escultura monumental románica, como en el caso del apostolado
de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo, posterior a los esmaltes en
estudio. Aunque actualmente no tiene corona real, dos orificios a cada lado de
la cabeza denuncian su existencia en origen. Peina melena partida en dos y
afecta un rostro de expresión dura.
Las arquerías que cobijan
los apóstoles repiten convenciones arquitectónicas talladas en capiteles, como
los de la catedral de Pamplona, así como las de manuscritos, de clara estirpe
bizantina. Los animales fantásticos con las colas enrolladas en un follaje
rematado en palmetas y largo cuello, diseminados por parejas en las plaquitas,
repiten las figuras que pueblan capiteles de claustros españoles, de los que el
propio de Silos es una demostración palpable de ello."
Ángela Franco Mata
Nota: Existe una réplica del frontal de Silos, realizada en el año 1934 en el taller de esmaltes de los Hermanos Hernández de Vigo
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Monasterio de Santo Domingo de Silos. Burgos |
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Claustro románico del monasterio |
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Frontal de esmaltes de la tumba de Santo Domingo de Silos. Largo: 2,30 cm. Alto: 70 cm. Museo de Burgos. |
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Cristo en majestad. Tetramorfos y Apóstoles |
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Cristo en majestad y Tetramorfos (las cuatro formas de los evangelistas) |
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Hombre. Símbolo del evangelista Mateo |
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Águila. Símbolo del evangelista Juan |
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León. Símbolo del evangelista Marcos |
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Toro. Símbolo del evangelista Lucas |
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Apóstoles |
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Apóstoles |
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Réplica realizada en el año 1934 en el taller de esmaltes de los Hermanos Hernández de Vigo |
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Arriba: frontal original. Abajo: réplica |
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